domingo, 6 de julio de 2008

BLOW UP_antonioni

Algunas veces la realidad puede aparecer y luego desintegrarse.


Un fotógrafo insoportable (gran papel de Heminngs) en un Londres mod, maravilloso, del 66, alterna su trabajo normal -y hasta aparentemente tedioso- de fotografiar modelos hermosas, con la realización de un libro de fotos para un editor amigo; entonces, "casualmente" decide terminar el book con una secuencia de fotos tomadas en un parque donde retrata el aparente juego de dos enamorados. Ella (Redgrave más británicamente hermosa que nunca), sorprendida, intenta recuperar esas tomas, y si no fuera por la obsesiva insistencia de ella, él nunca hubiera advertido, mediante sucesivas ampliaciones (blow up) de algunas de sus fotos, que detrás de los matorrales se escondía un hombre con una pistola. Podía ser, entonces, el héroe que evitaba un homicidio, sin embargo, su ensimismamiento en la propia realidad fotografiada le hace descubrir finalmente el cuerpo asesinado, un tanto desdibujado por la ampliaciones hasta el punto de desaperecer.

Las escenas sucesivas contextualizadas todas entre amanecer y amanecer y la vida trivial y licenciosa de este fotógrafo, lo van mostrando luego perturbado por la desaparición de las fotografías ampliadas y el rollo revelado, en definitiva de los rastros de esa realidad que a simple vista no pudo ver, que al fotografiar y ampliar aparecieron, pero que también inevitablemente y sin dejar mayores conclusiones volvieron a desaparecer.



El cierre es magnífico. Unos mimos hippies, los mismos que abren la película recorriendo y desordenando un Londres establecido, aparecen nuevamente en el mismo parque donde el fotógrafo se cercioraba ahora que el cuerpo real e inerte también había desaparecido, para jugar un match de tenis con una pelota invisible. Todos, incluido él, le siguen con la vista, hasta que la pelota sale del recuadro (de esa realidad), él va a buscarla, la devuelve, la sigue con la vista y el partido continúa, sin embargo la cámara se queda con él mientras se acrecienta el sonido de la pelota invisible en juego. La imagen se empieza a alejar quedándose con él en ese césped desértico hasta que él mismo desaparece.

Premiada y nominada, ésta para muchos la mejor película de Michelangelo Antonioni (muerto el año pasado, el mismo día que el maestro Bergman) ha trascendido por ser un zumo de la cultura pop de esos años, no obstante, la propuesta surrealista de la disquisición planteada sobre la visibilidad de la realidad y el involucramiento del observador es de un valor mayor. Tal como lo planteó, aunque con un desarrollo y un desenlace distinto, el cuento "las babas del diablo" de Julio Cortázar de donde se basó el guión de Blow up.

Una estética exquisita, una música incidental magistralmente compuesta y dirigida por un aún underground Herbie Hankcock y la aparición de Jimmy Page y los Yardbirds son algunos chocolotes que hacen más deliciosa esta película.



Un 6,5 (escala de 1 a 7)