viernes, 26 de diciembre de 2008

primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera_Kim Ki-Duk

"(...) tendrás que cargar con esa piedra en el corazón por el resto de tu vida"

http://www.youtube.com/watch?v=BDOsZ_KEELU

Después de aproximadamente 4 años veo por segunda vez esta película. Y la historia, la imagen, el mensaje y su soundtrack no dejan de conmoverme. Son de esas cintas terriblemente hermosas.

Soy un admirador de Kim, este coreano virtuoso que no en vano llegó de la pintura al cine como autodidacta genial y figura. Esta fue la primera película que le conocí, luego vino Hierro 3, El Arco, Samaritan girl y El Tiempo, y aunque me falta disfrutar prácticamente la mitad de su obra, podría afirmar que en todas ellas, el denominador común es la violencia humana expresada de diversas formas, todas ellas paradojalmente bellas y asertivas y por lo mismo desgarradoras para el espectador que va de la identificación a la compasión con sus personajes.

Toda la película se desarrolla en una ermita solitaria flotante sobre un lago rodeado de cerros. Aquí Ki-Duk logra una galería de imágenes, de una estética maravillosa de comunión entre la naturaleza, sus elementos y la vida humana casi insignificante ante tal escenario.

En primavera, se abren las puertas de esta estación de la vida, y se aprecia el apacible pasar de un monje mayor, el maestro, curador de enfermedades del alma, y su discípulo. El niño explora el mundo, lo descubre y en ello también encuentra el karma, autoimpuesto (no sé si es preciso decirlo así).
En verano, se abren las puertas diez años después, el aprendiz descubre la sexualidad tras conocer a una chica que viene por el maestro para ser curada. Eso lo lleva a la lujuria y a la posesión, y ello como un designio lo desconcentra de su camino, ocupa su mente hasta que decide abandonar la ermita para irse tras ella.

En otoño, se abren las puertas con un maestro solitario que recibe de vuelta a su discípulo pródigo, éste ha cometido un crimen en nombre del amor. El maestro decide curarlo y sacarle la ira de su mente y de su corazón que lo estaba llevando a la autodestrucción. Estaba en eso cuando la policía lo encuentra y se lo lleva de vuelta arrestado. El maestro también sucumbe y cierra su ciclo con un rito fúnebre de muerte y purificación.
En invierno se abren las puertas de un lago congelado. El discípulo vuelve nuevamente y encuentra la ermita abandonada (con el espíritu del maestro reencarnado en una serpiente). Adiestra el cuerpo, lo perfecciona, retoma su fe y decanta su proceso de aprendizaje. En eso, llega una madre con un niño enfermo al que deja bajo su cuidado. El aprendiz, entonces, tras una ascensión al cerro más alto, piedra y buda a cuestas, con una visión distinta, superior, en la altura, termina por comprender y convertirse en maestro.

Otra vez en primavera, la historia se repite, la ciclicidad del aprendizaje y de la vida se continúan ahora con este nuevo maestro y este nuevo aprendiz.
Cada estación, como etapa de la vida, es un personaje distinto, Kim se guarda y actúa el rol del aprendiz que se vuelve maestro, quizás como una señal, o como un saludo a esta etapa de su cine, más maduro, duro, bello y trascendente.


Nota: 6,5 (escala de 1 a 7)

domingo, 28 de septiembre de 2008

cashback_sean ellis

...algunas veces el amor está escondido entre los segundos de tu vida.



Una vez finalizada esta película sentí inmediatamente la necesidad de escribir sobre ella, pero es increíble esto de medir las cosas, caminando por calle Huérfanos, en medio de la primera reflexión una vez decantadas algunas emociones y cavilaciones, no sabía que nota ponerle. ¿Es buena? ¿Es mala? ... no lo sé. A mí me gustó.

Ben, un estudiante de artes en Londres, ha terminado muy mal con su novia... "no tuvo la oportunidad para hacerla feliz" - dice. Ella no entiende, no escucha y al poco tiempo empieza otra relación. Él no puede alejarla de su mente hasta al punto de la insomnia. Así, le restan 8 horas en su vida que no puede completar. Esto lo lleva a conseguir un trabajo nocturno en un supermercado. En él, no solo le toca lidiar con sus compañeros de trabajo, una serie de imbéciles, freak o ambos, y con Sharon, una cajera aparentemente simplona; sino que Ben comienza a aprender las técnicas para que el tiempo pase sin notarlo, sin embargo, su esencia de pintor lo conducen a lo contrario, a practicar el congelamiento del tiempo. Detener un segundo y con todo el tiempo que desee disfrutar la belleza femenina, admirarla y retratarla. Simultáneamente y de este mismo modo descubre la belleza escondida en Sharon, que a diferencia de su hermosa ex novia, la complementa sutilmente con una cándida esperanza basal aún presente pese a lo chato del trabajo y con el sueño mágico y profundo de conocer un mundo lejano y todo lo allí posible. Es ella la que con un beso rompe finalmente el hechizo del insomnio y con ello abre la posibilidad del amor escondido en un segundo del tiempo.

Una comedia dramática, con estética y música de videoclip, quizás con un exceso de recursos tipo flashback, congelamientos, cámaras lentas pero muy bien ejecutadas, con personajes estereotipados a propósito, un humor simpático aunque predecible, una historia de amor un tanto adolescente pero agradable, con una propuesta de guión que si bien se queda en ello también se queda dando vueltas, más que en la historia de Ben, en la propia. Hay una integración interesante de este guión posiblemente simple con ese anhelo que todos tenemos, ahí está el punto, no lo que se muestra sino la clave que activa en el espectador. Por un lado, lo rebosante de la belleza femenina, cuando se admira desde el detalle, la composición, como en una obra de arte (como me identifiqué con esto); y por otro, la posibilidad inesperada del amor, ese que viene y va cuando se le place. Mención especial merecen las imágenes maestras de rostros y cuerpos femeninos que, más que un deleite a la belleza humana, se alzan más arriba aún y rayan en lo divino. Probablemente lo único reprochable desde la potencialidad de esta película es la inverosímil benevolencia del destino. No es su foco, sí, pero los nudos de la vida no siempre se resuelven favorablemente, más bien es al contrario, sin embargo, imaginando, de manera fiel a la propuesta de Ellis, si quizás pudiéramos detenernos de segundo en segundo, congelar cada momento, podríamos apreciar las claves de ese destino esquivo y hacer definitivamente más bella la vida.

Esta película es una extensión del premiado cortometraje de igual nombre. El corto es espectacular, es el zumo de lo que aparece en la película. Para verlo les dejo el link http://video.google.com/videoplay?docid=8633322516676413709

Un 5,5 (escala de 1 a 7)

lunes, 22 de septiembre de 2008

la buena vida_andrés wood

... la cicatriz del diario pasar de un Santiago entristecido.




No, no es mi propósito, pero nuevamente me sorprendo comentando una película chilena. Ah! pero vale entonces partir diciendo que si bien es chilena es una película decididamente más universal, sin mochila política, sin recargo de imágenes, sin lenguaje kitsch ni resalte del latinoamericanismo cada vez más ausente de este país. Aquí son las emociones cotidianas, la cruda realidad del día a día y lo terrible que se nos presenta el conflicto humano, lo que logran -según yo- estremecer la médula de quién pueda estar presenciándola. Ni el Santiago y sus problemas de movilización, tampoco la indignación endémica ya natural del chileno clase media (eufemismo de quienes no tienen el apellido, la historia o el dinero para autoclasificarse en otro segmento) que parte y termina su jornada poniéndole el hombro a lo que le toca vivir como designio, ni tampoco lo urbanamente local que resultan estas tres historias entrelazadas y unidas sutilmente por una cuarta, contrarestan la potencia del voyeurismo de lo que las familias suelen esconder, el fracaso generacional, el deseo obsesivo por el logro y la posición, en definitiva, la frustración de ser lo que no se alcanza a ser.

Teresa, un interesante papel de Aline Kuppenheim, como la clásica profesional que alguna vez fue la promesa que fundamentó el autoproyecto fracasado, entregada a la causa social, viva por fuera pero seca por dentro. Menosprecia a su ex marido (un Alfredo Castro quizás más brillante en su rol "normal" que el de Tony Manero en extremo sobreactuado e innecesario), sin embargo se siente permanentemente vencida por él y cuyo patético clímax de la impotencia femenina es el rechazo sexual de este bueno para nada. Ambos enfrentan la difícil y desigual paternidad de una hija adolescente (la Martelli). Mario (un correcto Eduardo Paxeco), músico formado en Berlin, obsesionado, deja todo: Europa, novia, juventud y aspira a nada salvo ser el clarinetista de la Filarmónica, incluso está dispuesto a tocar en la banda de carabineros. La vida se encargará de enfrentarlo con lo verdaderamente importante. Edmundo (un entrañable Roberto Farías), un peluquero más charlatán que ducho en la materia, a los 40 años es incapaz de independizarse económicamente y emociomalmente de su madre viva y de su padre muerto. Su vida transcurre en el dilema ético entre tener un auto, cumplir en su trabajo, tener polola o darle sepultura a su padre a punto de ser exhumado.

Todos tienen muy poco, y no hablo solo de dinero en el caso de Mario y Edmundo al menos, hablo de una vida normalmente pobre porque la riqueza está puesta afuera, en la aspiración a tener. Paradojalmente (aunque no tanto) estas tres historias están unidas por la peor de todas, una mujer anónima, madre de un bebé, mendiga de semáforo y gravemente enferma.

Película coral, al estilo de González Iñárritu o del -a mi juicio-genial e irregular Paul Thomas Anderson, a ratos y guardando las proporciones, me pareció ver alguna secuencia de Magnolia, especialmente casi al final, con una nostálgica música incidental que muestra a estos personajes reconocibles, vulnerables y dejados de la mano de Dios, que continúan enraizados en este canon que es la vida misma.

Bien Wood, por ahí va la cosa para el cine chileno.

(Mención aparte el sorprendente cierre de Chinoy)

nota: 5,5 (escala de 1 a 7)

domingo, 6 de julio de 2008

BLOW UP_antonioni

Algunas veces la realidad puede aparecer y luego desintegrarse.


Un fotógrafo insoportable (gran papel de Heminngs) en un Londres mod, maravilloso, del 66, alterna su trabajo normal -y hasta aparentemente tedioso- de fotografiar modelos hermosas, con la realización de un libro de fotos para un editor amigo; entonces, "casualmente" decide terminar el book con una secuencia de fotos tomadas en un parque donde retrata el aparente juego de dos enamorados. Ella (Redgrave más británicamente hermosa que nunca), sorprendida, intenta recuperar esas tomas, y si no fuera por la obsesiva insistencia de ella, él nunca hubiera advertido, mediante sucesivas ampliaciones (blow up) de algunas de sus fotos, que detrás de los matorrales se escondía un hombre con una pistola. Podía ser, entonces, el héroe que evitaba un homicidio, sin embargo, su ensimismamiento en la propia realidad fotografiada le hace descubrir finalmente el cuerpo asesinado, un tanto desdibujado por la ampliaciones hasta el punto de desaperecer.

Las escenas sucesivas contextualizadas todas entre amanecer y amanecer y la vida trivial y licenciosa de este fotógrafo, lo van mostrando luego perturbado por la desaparición de las fotografías ampliadas y el rollo revelado, en definitiva de los rastros de esa realidad que a simple vista no pudo ver, que al fotografiar y ampliar aparecieron, pero que también inevitablemente y sin dejar mayores conclusiones volvieron a desaparecer.



El cierre es magnífico. Unos mimos hippies, los mismos que abren la película recorriendo y desordenando un Londres establecido, aparecen nuevamente en el mismo parque donde el fotógrafo se cercioraba ahora que el cuerpo real e inerte también había desaparecido, para jugar un match de tenis con una pelota invisible. Todos, incluido él, le siguen con la vista, hasta que la pelota sale del recuadro (de esa realidad), él va a buscarla, la devuelve, la sigue con la vista y el partido continúa, sin embargo la cámara se queda con él mientras se acrecienta el sonido de la pelota invisible en juego. La imagen se empieza a alejar quedándose con él en ese césped desértico hasta que él mismo desaparece.

Premiada y nominada, ésta para muchos la mejor película de Michelangelo Antonioni (muerto el año pasado, el mismo día que el maestro Bergman) ha trascendido por ser un zumo de la cultura pop de esos años, no obstante, la propuesta surrealista de la disquisición planteada sobre la visibilidad de la realidad y el involucramiento del observador es de un valor mayor. Tal como lo planteó, aunque con un desarrollo y un desenlace distinto, el cuento "las babas del diablo" de Julio Cortázar de donde se basó el guión de Blow up.

Una estética exquisita, una música incidental magistralmente compuesta y dirigida por un aún underground Herbie Hankcock y la aparición de Jimmy Page y los Yardbirds son algunos chocolotes que hacen más deliciosa esta película.



Un 6,5 (escala de 1 a 7)

jueves, 5 de junio de 2008

LO BUENO DE LLORAR_bize



Mera coincidencia escribir de Bize nuevamente. Inconsecuente con el espíritu de este hogar, la entrada anterior fue un texto que efectivamente hice el mismo día de la película pero que nunca publiqué hasta hace pocas semanas atrás. Ahora, lo mismo, publico a destiempo sobre la nueva propuesta de este talento nacional.

Aproximadamente 30 minutos tarda la película para la primera explosión de llanto, y es ella encerrada en el baño, como suele hacerse cuando la descarga es inminente y se está en un lugar público. El resto del rodaje es un largo transitar de una pareja por Barcelona hasta llegar al mar en el amanecer. Durante la travesía se develan sutilmente los rasgos de una relación agotada y solo aglutinada por el cariño del tiempo.

Cuánta emoción puede retrotraer al espectador, siempre esperando un estallido de ese llanto necesario que le da el nombre a la cinta, sin embargo, los silencios y los mantenidos planos de esta pareja en movimiento camino al precipicio, lejos de mostrarnos la profundidad y dramatismo de esta situación, más bien nos deja en la superficialidad de una historia contada por un adolescente que quiere hablar de amor y pérdida, pero para lo cual le faltó memoria emotiva.

Me quedo con una parte del comentario de un crítico, este largometraje parece ser la extensión a la fuerza de un corto y la reacción opuesta a "en la cama". Yo le agrego que tuvo las ansias de Bergman, o Linklater para no ir tan lejos, pero que esta vez la inmadurez y la aparente poca experiencia personal de los realizadores en esta materia no fueron capaces de cumplir.



Un 3,5 (escala de 1 a 7)

martes, 13 de mayo de 2008

En la cama_matías bize



Pensé que pasaría algo especial con esta película. Después de Sábado solo quería encontrarme con ese poquito de Bergman y Ozon que mi intuición forzada me digitaba en el hombro. Algunas tomas desde arriba o desde algún ángulo lateral y levemente posterior satisfacía la expectativa; el diálogo que se sumergía en palabras y en silencios, enmarcado en un des “cuidado” setting me arrancaba alguna sonrisa leve y algo cómplice, finalmente la performance de la sorprendente Lewin era la guinda de mi pre-constatación.

Cuando caminaba de vuelta por esa cuadra exquisita llena de brisa fresca en mi cara la constatación se transformó en la sensación de una cara húmeda de lágrimas díscolas que evocaban esa ranciedad de partes escondidos, llamadas inesperadas y códigos secretos (a voces), del engaño vuelto, en pampas, solo protegido por ese abrazo de verdad, quizá lo único no fake del film, como el anti-rito, sin destino, de que a veces todo no sirve de nada.

En realidad era especial lo que me había sucedido. Me había salvado de la trampa racional. Solo bastó creer que tenía algo de frío en una noche de casi verano.

Un 5 (escala de 1 a 7)

martes, 6 de mayo de 2008

persépolis (2007)

(...) la libertad tiene su precio...



Noche de otoño, Normandie como casi siempre, tercio anterior, butaca central, dos parejas y yo en el cine.

La historia política que se manifestó crudamente ante los ojos de una niña. Marjane Satrapi, a lo largo de un comic en matices grises, se hace mujer vivenciando las miserias humanas, la guerra, la injusticia y la tiranía integrista y fundamentalista en Irán. El intelecto impetuoso de Marji la conduce a la disyuntiva vital, vivir encerrada entre códigos castradores o abandonar el país para radicarse en una Europa, al menos, abierta a las posibilidades de una mujer más que común, una artista, pensadora y con un acervo ético construido como testigo de la consecuencia valórica e ideológica de su familia. Se queda con la segunda opción. No obstante, la libertad tuvo el costo de la soledad despiadada, el desapego de familia y raíces, y de lo cuesta arriba de vivir en un mundo extraño, incomprendido pero necesitado.

La voz de Deneuve y de la Marjene misma (autora), más los trazos simples pero profundos de las animaciones hacen de esta novela gráfica un film conmovedor. Los símbolos occidentales como íconos de una libertad entre comillas parecieran perder pateticidad ante el terriblemente hermoso aprendizaje de una aparentemente vulnerable pequeña que se hace grande. Mención especial la abuela (primero) y sus consejos , el Dios Marxiano, su sueño de ser la última profeta, el tío revolucionario, los padres progresistas y tiernos, el establishment religioso, la gusanería militar y la abuela (segundo) y sus jazmines aromáticos cayendo pantalla abajo.

Hoy, entre la intensidad del trabajo, las prescripciones médicas y el frío progresivo que repavimenta las calles otoñales desoladas, mi libertad no tuvo costo alguno, al menos comparado con la belleza y emotividad de Persépolis, las lágrimas de un final maravilloso... bienvenidas fueron.

Un 6 (escala de 1 a 7)